miércoles, 26 de marzo de 2014

EL ABETO PEQUEÑO



Pequelandia
Había una vez un pequeño abeto en un gran bosque que estaba muy triste. Y lloraba. ¿Sabéis por qué? Por qué no le gustaban sus hojas.
- Snif, Snif – lloraba – no me gusta estas hojas tan puntiagudas. Todos los árboles tienen hojas más bonitas que las mías.
Estuvo llorando todo el día, hasta que de noche, se durmió. Al día siguiente, el abeto se despertó y vio que sus hojas eran grandes hojas de oro.
- ¡Oh! ¡Qué contento estoy! ¡Qué hojas más preciosas! Son todas tan doradas…
Pero tan bonitas eran que pasó un ladrón y se las llevó todas. Y el pequeño abeto volvió a llorar:
- Snif, snif – lloraba – Ya no quiero hojas de oro. Ahora quiero hojas de cristal, ¡que son igual de brillantes pero incluso más bonitas!
Esa noche volvió a dormirse pensando en tener hojas de cristal. Y otra vez al despertarse vio su deseo cumplido. Hojas y hojas de cristal coronaban su copa.
- ¡Oh! ¡Qué contento estoy! ¡Qué hojas más preciosas! Son todas tan brillantes…
Pero ese día sopló un viento huracanado que tiró todas las hojas, rompiéndolas en pedacitos. Y el abeto volvió a llorar.
- Snif, Snif – lloraba – Ya no quiero hojas de cristal. ¡Ahora quiero hojas verdes!
Y con ese deseo se durmió otra vez. Y una vez más, al despertarse, vio su deseo hecho realidad
- ¡Oh! ¡Qué contento estoy! ¡Qué hojas más preciosas! Son todas tan verdes…
……….

¿Qué le pasarán a las hojas verdes del abeto? ¿Aprenderá la lección? 
Es tu turno de darle un nuevo final ¿qué se te ocurre?


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